Tiro al blanco que no es blanco
Estoy cansado de que me categoricen o discriminen como «blanco». Simplemente debido a que me «ven» blanco. Porque no soy blanco, ni sé qué vendría a ser eso. Apenas soy argentino. Uno que nació en una ciudad chiquita, a la que algunos llaman pueblo. Díganme panza verde, porque soy entrerriano y tomo mate. Díganme boludo, que me molesta menos y suena mejor.
«Nosotros no necesitamos ir al gimnasio como ustedes los blancos», me dijo un nigeriano hace unos años, en el subte, camino a un fútbol cinco. «¿Por qué tenés piel más morena que otros blancos?», me preguntó una coreana. Y yo con los ojos tibios, callando.
«Argentina es la selección más racista de Sudamérica», aseguraba una croata cuando se jugaba el Mundial de Rusia 2018.
¿A qué raza pertenecen los jugadores de fútbol argentinos? ¿A cuál pertenezco yo?
Prefiero que me definan por mi lugar de nacimiento. O que no me definan (nunca confié en los diccionarios).
¿Cómo puede alguien asegurar que mis ancestros (de los que conozco lo poco de su historia que llegó a nuestros días) hicieron tal y tal cosa mientras escapaban de las guerras o el hambre, cuando a duras penas atravesaban el Atlántico en barco?
Y esa gente es la misma que me pregunta cómo es que siempre conservo mi bronceado. (Como si tuviese la opción de usar cama solar en China, donde aparentemente no las hay). Como si yo pudiese explicar los matices de mi piel. Como si me interesara. No sé dónde están enterrados los abuelos de mis abuelos, no puedo decir a ciencia cierta qué grupos étnicos se encargaron de componer mi código genético; y todo esto tampoco me interesa.
No soy blanco. Soy persona. Y me chupa un huevo de qué color me ven, porque el único color que me importa es el de los ojos de la persona que beso mientras la beso (no me gusta hacerlo con los ojos cerrados).
¡Qué se yo si mis tatarabuelos no se la pasaban de orgía en orgía, de continente en continente! Y bien por ellos si lo hicieron.
Soy lo que soy y no necesito etiquetas, por eso siempre se las arranco a la ropa y no se las cuelgo a la gente.
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