Confucio Negro

Gran Bretaña supo influenciar al mundo. Y los británicos supieron hacerse de toda porción de tierra rodeada de agua por todas partes como su reino; lo que podría explicar la proyección de su cultura a escala global. Hamlet se tradujo a todos los idiomas. Algunos dirán que hasta se inventaron idiomas para traducir la obra; otros que Shakespeare no es el autor. Pero nadie negará que hay versiones en español, italiano o chino, y que todo el mundo sabe de la existencia de The Tragedy of Hamlet, Prince of Denmark. Por otro lado, la cultura asiática se hace más conocida. Posiblemente haya en este momento algún iraní mirando una serie china, o una joven albana cantando un tema de SuperM, quizás hasta un chileno mirando una película de Bollywood. Y en casi cualquier sitio habrá gente embobada con algún anime o videojuego japonés. Miles de actrices chinas, japonesas, coreanas, vietnamitas e indias se vistieron de Ofelia, se angustiaron por el alejamiento de su amado Hamlet —encarnado por un actor chino, japonés, coreano, vietnamita o indio—, y desvariaron, y cantaron. ¿Habrá en un futuro próximo un Sun Wukong argentino, una versión nigeriana de la Ópera de Pekín, o una película sobre la Japón de los Samurai con casting ciento por ciento no asiático? ¿Veremos a un Brahma cinematográfico interpretado por Denzel Washington o Val Kilmer? ¿Hay posibilidades de que Tom Cruise encarne a Vegeta?

Comentarios

Entradas populares de este blog

人鱼

El viejo de la plaza

Descartable