Liangshan


Un paisaje imponente, hermosamente magnificente en la tranquilidad que una montaña siempre intenta otorgar. Pero no hay opción para la paz en Liangshan. No hay descanso, no se respira más que tras la muerte. Los niños escriben versos de padres que dejan este mundo y los muertos quizás conozcan el alivio. En la provincia de Sichuan, ahí donde todos viajan en manada para acercarse a un oso panda, también hay heroína y SIDA. En otros tiempos pocos osaban acercarse por temor a los saqueos, hoy el miedo es a la perdición del alma.

Aquel que deja su sitio en busca de iluminación para convertirse en profeta, ese que finalmente vuelve siendo un antagonista en lugar de un héroe ¿cómo se le dice a ese hombre que toca con la guitarra la canción que aprendió en la cárcel?

El lago Lugu se sabe todas las letras, las repite en cada pequeño movimiento de sus aguas y respira dificultosamente.

—La etnia Yi merece redención— repite el agua todas las noches a eso de las once y media.

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